Cada corazón,
es una célula revolucionaria.
Cada uno de nosotros, reacciona de diferente modo a como se nos trata.Eso depende netamente del tipo de familia en el cual hemos desarrollado nuestra infancia, y las características de el trato de los demás hacia nosotros.Pero por más que nos hayan sometido al más despiadado castigo toda nuestra vida, e impuesto la sumisión más descarada, cada uno de nosotros posee un motor que nos impulsa a valorizar esa esencia humana que llevamos en la profundidad de nosotros, a valorarla y rebelarse contrariamente a aquella que libremente controla nuestro sufrimiento y restringe nuestro espíritu libre.Aún si ese corazón ha sido sepultado bajo montañas de sometimiento y esclavitud, el poder que yace en nuestro interior es sorprendentemente capaz para partir al universo en dos.Tan solo para recobrarla, y poder sostenerla trinfantes, debemos pelear por reinvindicarla en nosotros, y posiblemente sufrir siendo aplastados por la obscura montaña, pero la obtendremos y podremos sentir nuestra autonomía brotar de nestros poros, nuestra libertad.
Los edukadores*
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